EL ARTISTA Y SU OBRA.

"Deseo que los jóvenes ... aprendan a crear un arte nuevo que a un tiempo sea síntesis de lo mejor de nuestra raza" (Mateo Hernández, 1926).

A Mateo Hernández lo podemos definir como un escultor figurativo esencialista, sintético e intuitivo aunque, también, vitalista y espiritual, amante de los animales. Como diría el escritor Miguel Angel Asturias: "Escultor sin vanidades" de vida austera, solitario y serio cuyo carácter duro se dulcificó por obra de su amada musa Fernande. Y la valoración del arte por encima de las vanidades mundanas nos lo recuerda el propio Mateo con un ejemplo vivo: "El hijo de un rey (camboyano) era escultor y prefirió que su nombre figurara en la historia de su país como artista mejor que como príncipe".

Sus antecedentes escultóricos son antiguos (Egipto, Asiria, Asia) y medievales como las catedrales góticas y las esculturas en talla directa de los monumentos salmantinos en piedra arenisca (piedra de Villamayor) sin olvidar la escultura celtibérica.

Precisamente la Cruz de Caballero de la Legión de Honor se le entregó "por el cultivo de la tradición francesa y su afinidad con los imagineros medievales de Chartres y Notre Dame". En este sentido el escultor japonés en talla directa Etsuro Sotoo ("el Gaudí japonés") viajó a Europa porque "es donde la cultura de la piedra está más viva". Fascinado se quedó a trabajar en la Sagrada Familia barcelonesa de Gaudí ("la Catedral de Europa") en 1978: "Aquella era la piedra que quería trabajar y en ella encontré mi alma de artista", al igual que el escultor bejarano y otros muchos escultores a lo largo de la Historia.

Aunque innegable el influjo en la escultura moderna de Rodin, Bourdelle y Maillol, la escultura de Mateo Hernández sigue otro rumbo sin dejar de ser moderna e incluso innovadora en sus acabados: esencialista, vitalista e intuitiva. De modo que, si "lo que falta a las obras nacidas de la imitación es... lo esencial, a saber, lo espiritual y evitar la repetición superflua" (Hegel), Mateo sigue ese camino... Como él manifestó: "descubrir el alma de las cosas ... contemplando la vida con toda humildad". "Yo quisiera -escribió- darle a la escultura un valor vital y espiritual, comprensible a todos y capaz de conmover a hombres de distintas condiciones y orígenes".


Mateo se decantará definitivamente por la talla directa del natural a partir de 1920 en un ambiente muy polémico entre el modelado y la talla directa a comienzos del siglo XX.

Escultores contemporáneos en talla directa de nuestro artista fueron los franceses Joseph Bernard, André Abbal y Paul Dardé (Premio Nacional de Escultura), pero con un estilo diferente al del español con su característico acabado pulido y liso de sus esculturas que, también, nos recuerdan de alguna forma al "Art Decó" de su época. Mas "es el suyo un arte que persigue la verdad y se basa en lo real, pero que, ante todo, evoca la vida como un misterio" (René-Jean, 1922), que le convierte en "maestro de la talla directa integral". Su Pantera de Java en diorita a tamaño natural (1,85 m) del Museo Metropolitano de Nueva York y que "durante dos años esculpió apasionadamente", puede ser considerada una obra maestra de la escultura animalística universal.

Si su faceta de escultor se centra con frecuencia en los animales más diversos -especialmente simios, gacelas ("maternidades") y otarias (focas)- no debemos olvidar los muchos retratos en piedra directa de amistades y de su habitual modelo Fernande, además de sus propios autorretratos, destacando su gran autorretrato sedente en diorita, que hace del artista español no sólo un escultor y pintor "animalista" sino también "humanista" en el pleno sentido de esta palabra.

Por lo demás echamos de menos un "Toro" al estilo de sus magníficas Panteras, salvo el conjunto de "Dos toros junto a un charro a caballo" en arcilla que hiciera para una dehesa salmantina a su vuelta a España en 1912 y hoy desaparecido.

Por aquella época se acababa de descubrir en la isla de Creta la cultura minoica con el emblemático vaso ritual ("ritón") del santuario-palacio de Knosos: espectacular cabeza de toro que le hubiera inspirado una semejante, aunque a su propio estilo. Pero quizá el tema taurino, que de muy joven le apasionó, le traería después no buenos recuerdos...

Y, aunque parisino de adopción, no olvidó jamás sus profundas raíces nativas: "Mi vocación artística, mi modo de sentir todo, se ha formado en España, en esa Castilla que es para mí lo más hermoso". "Soy bejarano. En Béjar me enseñaron a trabajar el granito y a ningún país debo tanto como aquel en que nací". "¡Salamanca, ciudad dorada de luz escultórica! ... La más grande emoción de arte que recibí en mi vida... Museo al aire libre". "Salamanca es una de las ciudades españolas con mayor cantidad de figuras humanas y de animales talladas en piedra".

En conclusión podemos considerar al artista español Mateo Hernández Sánchez como uno de los mejores escultores del siglo XX, abanderado de la talla directa sobre todo en piedra, con su estilo personal y un auténtico renovador esencialista de la escultura antigua.

"Nosotros pasamos, que nuestras obras perduren" (Mateo Hernández).

Ian Joseph Garpal y Santi González. Béjar-Salamanca, 25 de noviembre de 2019.


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